domingo, 22 de febrero de 2009


Ahora todo se mueve en cámara lenta, los colores cambian de blanco y negro a sepia para volver a ser colores que rodean cada sentimiento. Lo que fue se desintegra enfrente mío, lo que es ya no es nada y lo que tendría que ser ya no será por que se fue… los sonidos se vuelven irreconocibles y entre la multitud sólo siento el latir de mi corazón, desesperado, sólo, buscando un tesoro que parece haber sido enterrado para siempre, hundido como el Titanic y alejado y enfriado tanto como Plutón. Respiro profundamente buscando renovar el oxígeno que corre por mi sangre. Intento pellizcarme para poder despertar. Hago lo posible por llegar al fin de este cuento y poder leer uno nuevo. Quiero morir para revivir entre las cenizas como el fénix. Quiero ser agua para congelarme, condensarme, elevarme y caer como lluvia en tus manos….

El dolor es muy grande. El porcentaje de agua que forma mi cuerpo son las lágrimas que contengo y la sonrisa que demuestro es la máscara de mi tristeza…

Es que nada importa ya si el camino que elegí se transformó en miles que no quiero seguir. Es que vivo en un universo paralelo al que escribí y no me sirve, no es lo que deseo en este momento. Y seguís sin estar. Y te vas. Te veo alejándote sin dar vuelta atrás….

Es el día de hoy y no entiendo el por qué de cómo cambian las cosas en sólo segundos…un día estás en el cielo y al otro no podes levantarte de la tierra ni siquiera para soñar por que te duele mucho. Ayer todo era perfecto y ,hoy, sólo queda dolor en alma. No sé cómo me ganó la ingenuidad al creer que era eterno… y estoy acá, sentada, con la mirada perdida en algún punto donde antes se encontraban nuestros sentimientos. Intento otra vez en vano desenterrar aquel tesoro y sólo consigo embarrarme las manos con promesas inconclusas que me perseguirán por siempre

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